El cerebro humano es una maravilla evolutiva que no deja de sorprender a los científicos, sin embargo hoy los protagonistas son los delfines y ballenas.
La expansión del cerebro de los seres humanos nos proporciona una cognición social sofisticada en nuestra especie, que incluye:
- el lenguaje
- la atención conjunta
- los objetivos compartidos
- la enseñanza
- la toma de decisiones por consenso
- la empatía
Es sabido que las habilidades antes enlistadas promueven y
estabilizan las interacciones sociales cooperativas, y nos han permitido crear
un nicho "cognitivo" o "cultural" y de esta manera poder colonizar
todos los ecosistemas terrestres.
Las ballenas y delfines, mamíferos del grupo de los
cetáceos, cuentan también con cerebros grandes y sofisticados.
De acuerdo a Fox et
al. (2017) ) en el caso de los cetáceos, la aparente coevolución de los
cerebros, la estructura social y la riqueza conductual de los mamíferos marinos
proporciona un paralelo único y sorprendente para los cerebros grandes y la
hiper-socialidad de los humanos y otros primates. El equipo de investigadores
sugieren que la cognición social de los cetáceos podría haber surgido de manera
similar para proporcionar la capacidad de aprender y utilizar un conjunto
diverso de estrategias de comportamiento en respuesta a los desafíos de la vida
social.
Un dato muy curioso que se menciona en el artículo es que el cerebro de los cetáceos tiene una estructura distinta a la de los humanos, y lo que resulta sorprendente es que dos tipos de cerebros distintos anatómicamente puedan desarrollar conductas sociales muy parecidas.
El fenómeno de encefalización (expansión del cerebro) sin lugar a dudas es un campo muy amplio e interesante de estudio.
Una pregunta para tí: ¿Podrían los cetáceos desarrollar habilidades de construcción de ciudades submarinas en algún punto de su evolución?
Me gustaría conocer tu opinión, puedes dejarla en los comentarios.
Referencia: Referencia: Kieran C. R. Fox et al, The social
and cultural roots of whale and dolphin brains, Nature Ecology & Evolution (2017). DOI:
10.1038/s41559-017-0336-y
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